La semana pasada hable del cambio en una organización es la clave pero que fracasa principalmente por el miedo. Esta semana analizaré el miedo, el cual paraliza, cierra la mente a nuevas oportunidades, convierte a las personas en seres prácticamente autómatas y hace que nadie se comprometa. Este tipo de miedo está relacionado a la pérdida de algo: poder, estatus, sociabilidad, beneficios monetarios…
Existe resistencia individual en la que las características humanas básicas como percepciones, personalidades y necesidades tales como los hábitos, no permiten considerar las opciones para decidir sobre algo diferente todos los días. La seguridad, así como el temor a lo desconocido y la percepción selectiva, la capacidad del hombre de elegir entre lo que está en el ambiente, solo aquello que se acomode a su conveniencia y rechaza lo que no es de su agrado. En cuanto a la resistencia organizacional, hay una inercia estructural, la cual se refiere a los mecanismos recomendaciones de expertos para probar su efectividad en una situación dada.
Desgraciadamente, la crisis no sólo está haciendo mella en el ánimo de mucha gente y será un reto gestionarlas para no perder la ilusión sino que el miedo se ha acentuado. Aunque no hay que perder la esperanza y con confianza y autoconfianza uno se puede enfrentar a cualquier reto sin miedo o sin excesivo miedo aunque a simple vista parezca muy difícil.
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